Me vais a permitir que hoy escriba esta entrada en 1ª persona para despedir a una compañera, a una AMIGA, a una de las personas con las que puse en marcha, hace ya unos cuantos años, el proyecto de nuestra biblioteca. Se nos ha ido un pilar fundamental en este equipo, dejando un vacío inmenso en todos nosotros. Y no tengo palabras para agradecerle todo lo que he aprendido a su lado.
Y, como era una docente como hay pocas, os dejo aquí las palabras de sus alumnos de hoy, pero que creo que recogen el sentir de todos aquellos que han pasado por sus manos, las palabras de sus pequeños científicos, a los que tanto quería.
Buen viaje, Carmen.
Querida Carmen, maestra de la vida, estamos aquí para darte las gracias por todo lo que nos has dado: el amor por tu trabajo y por nosotros. Nos has enseñado a crecer como personas y animado a perseguir nuestros sueños. Hemos aprendido de ti la generosidad y la fuerza para no rendirnos nunca.Queremos agradecerte el apoyo que hemos recibido siempre, sin condiciones.
Viajera como nadie, abandonaste tu querido Oviedo para venir a enseñar a niños extremeños, y nosotros te adoptamos con el corazón, el mismo que tú nos diste cada día. Amante del saber, supiste transmitirnos solo una pizca de todo lo que llevabas dentro, porque sin darte cuenta, encontrarnos contigo ha sido para nosotros un regalo.
Estamos orgullosos de haber sido tus alumnos, así, ALUMNOS, con mayúscula. Y no solo nosotros, sino los que ya están fuera, los de antes, hasta los pequeños traidores que dejaron la Física por la Química. Todos nos sentimos unos privilegiados por haberte tenido cerca.
Has dejado una huella imborrable en el instituto, un hueco difícil de llenar con nada, pero no es tan grande como tu corazón. Con tu trabajo desinteresado, tu tiempo invertido gratuitamente en los recreos, tus detalles, tus frases características y el humor peculiar, tu temperamento, con todo eso te hiciste única.
Te robaron el corazón tus muchachos en la escuela. Ahora te vas, pero te llevas parte de nosotros allí donde vayas.
Queremos dirigir unas palabras a tu madre, Carmen también. Hiciste una labor como madre que ha llegado hasta nosotros a través de tu hija y sus valores. Gracia por ello.
Te decimos adiós, querida Carmen Montero, adiós para toda la vida, aunque toda la vida sigamos pensando en ti. ¡Buen viaje!